Durante mi vida
he tenido momentos en lo que me he sentido muy despierta, conectada con todo lo
que he anhelado y he estado muy feliz. Luego han llegado momentos donde he
vuelto a sentirme dormida, desconectada y esto me ha causado profundo dolor.
Por ello quise
traerte este post sobre la aventura de la oruga que se convierte en mariposa y
se siente realizada y feliz. Pero la vida en constante evolución la lleva a ser
oruga de nuevo.
¿Llorar por qué
la mariposa murió, apegarse a seguir siendo ella para qué? ya está muerta.
¡No llores si te has vuelto oruga de nuevo!
¡Así es el ciclo de la vida!
¡Y la vida es el
mejor de todos los regalos!
¡Así que disfruta
de ser de nuevo la oruga!
Hace dos años conocí
una cliente ella estaba saliendo de su trasplante de medula y quería trabajar
la lealtad a la enfermedad de su madre que había muerto de cáncer. Durante todo
ese primer año experimento un renacer maravilloso, descubrir su espiritualidad
para ella fue una experiencia de sanción profunda y de gran motivo de felicidad
y gozo. Hace un año tuvo una recaída de salud, sus relaciones y su economía se
tambalearon. Así que volvió a sentirse oruga, pero su actitud ha sido tan
abierta a la experiencia y a experimentar que luego de que los médicos la
mandaran a casa arreglar sus asuntos, después de un año de eso, ella continua
en la vida convirtiéndose nuevamente en una hermosa mariposa.
Todos los días
tenemos el ritual de felicitarnos la una a la otra; ¡Feliz cumple día! decidimos
que días de oruga o de mariposa todos son valiosos y todos valen la pena
vivirlos. Son un regalo que hemos aprendido juntas a agradecer.
Y es que no
podemos soltar aquello de lo que nos queremos alejar, porque la energía y
atención se están desgastando en tratar de dejar de hacerlo o soltarlo. Solo
cuando lo miras, lo honras, lo tomas, lo incluyes, lo amas, es cuando estás
listo para dejarlo ir.
Es así como también
la oruga se deja ir para poder convertirse en mariposa, porque la vida es un
constante renacer.
Cristina Milena Carbonell
Calderón