Oct 31, 2016 10:50 am
Publicado en: Opinión
Cristina Carbonell: Vivir o sobrevivir
Nuestra actitud y nuestra capacidad de ser flexibles ante los cambios
de la vida, pueden ser el motor y el trampolín fundamental para
conquistar la felicidad. Una manera inteligente de no quedarnos
frustrados y detenidos, ante la adversidad.
Ante las crisis social y política; las personas han comenzado a
sentir la presión principalmente en su calidad de vida, pero también en
sus metas a corto y a largo plazo. Suelen aparecer inconvenientes de
último momento, retrasos y pérdidas; que son propias incluso de la
crisis humana que se está viviendo en nuestro país. Nuestra primera
respuesta es aislarnos, protegernos, frustrarnos, caer en tristeza o
incluso depresión. Abandonar nuestros sueños, y centrarnos en lo más
básico; Sobrevivir.
Pero luego de algún tiempo podemos darnos cuenta que ese estado de
sobrevivencia no nos ha conducido a nada placentero, y seguimos en un
ciclo de más perdida y frustración.
¿El Por qué? Pues somos seres humanos. Está demostrado
científicamente que bebes prematuros que están en riesgo de morir,
aumentan sus probabilidades, cuando se mantienen en contacto contínuo
con la piel y el amor de sus padres, y los que solo están en la
incubadora sin crear vínculos afectivos tienen menos posibilidades de
sobrevivir.
Parece que hay otros alimentos que requerimos para poder sostenernos.
Son alimentos para nutrir nuestras emociones y el alma. Y que en
momentos de crisis pueden servirnos como al bebé prematuro.
También está demostrado que personas flexibles y con buena actitud
han podido sobrepasar los periodos críticos vividos en campos de
concentración, discriminación política, racial o pérdida de su libertad.
Y han salido fortalecidos y con lecciones hermosas que compartir con el
resto del mundo (resilencia).
Cuál es el alimento fundamental, pues yo diría que el amor, no solo
llegar a sentirlo si no poder compartirlo. ¿Y cómo podemos sentir amor
ante tantas dificultades personales y del país? Los caminos son muchos,
el que yo descubrí fue que la crisis externa me empezaba a mostrar mi
crisis interna. De allí, inicié un camino de reconocimiento y de
sanación de mis heridas. Empecé por sentir verdadero amor por mí, hasta
llegar a sentir que tenía suficiente para compartirlo. En ese momento
empecé a nutrirme más, tal cual el bebé prematuro, porque el amor que
compartía se convertía en lazos hermosos con muchísimas personas, que me
empezaban a demostrar con sus propias vidas, que sí se podía mejorar,
incluso en las situaciones más adversas. Al entender mis heridas, pude
empezar a entender las heridas del resto de las personas y pase de
sentir juicio sobre su actuar, a sentir amor por sus historias. Mucho
respeto por su proceso, claro ya sabía cuánto dolía estar en esos
zapatos.
Aún en las condiciones más adversas, se puede avanzar y sostenerse
dentro del amor, no los han mostrado grandes maestros espirituales como
Jesús, o grandes políticos como Ghandi y Mandela. También lo he visto en
las barriadas caraqueñas, donde una madre sola con seis hijos y pocos
recursos materiales, pero con mucho amor logra sacarlos adelante y
convertirlos en personas de bien.
Algo fundamental también es que al estar conectados al amor y la
buena actitud, a pesar de la adversidad, nos conectamos con personas más
saludables y empezamos a ser más creativos por lo cual vemos más
posibilidades, somos más flexibles ante los fracasos y las perdidas,
convirtiéndolas en aprendizajes valiosos que son parte fundamental para
construir nuestros sueños y para poder pasar de sobrevivir a vivir.
Vivir requiere de estar aquí y ahora, conscientes y agradecidos con
lo que tenemos. Consiste también en dar un paso más desde el corazón que
es nuestra brújula interna, consiste en compartir, en amar, en creer y
en soñar. En sanar mis heridas al poder ayudar a otro a sanar. La vida
es hermosa, y descubrirlo en nuestra tarea.
Y Tú que elijes ¿Vivir o Sobrevivir?Cristina Carbonell
Directora de la Escuela de Inteligencia Espiritual
“Brújula Interna”
@brujulainterna
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