lunes, 9 de enero de 2017

El peligro de las emociones colectivas



Desde hace milenios se conoce al corazón como el centro de la espiritualidad, llamado por los budistas SAKTI, el corazón representa la conexión entre el espíritu, la mente y el cuerpo. 

Recientes investigaciones han revelado que el corazón junto con el cerebro emiten un campo electromagnético que influyen sobre el medio ambiente.

¿Podríamos decir que este mundo electromagnético invisible existe? Bueno dígame usted si cree que sus emociones existen, o sus pensamientos. Son invisibles, a simple vista, sin embargo hay ya estudios realizados con escáneres que pueden revelar que parte del cerebro esta gestionando cuando estamos contentos, temerosos, con rabia o dormidos.

 Es decir cada pensamiento que tenemos, genera una emoción y a su vez un campo a nuestro alrededor positivo o negativo que tiene varias formas; la primera es que afecta nuestro campo energético o aura, la segunda afecta a las personas más cercanas o con las que tenemos contacto y la tercera afecta el medio ambiente.

¿Ves ahora el peligro de las emociones colectivas? Por supuesto que esta información la manejan las personas que rigen la publicidad y que rigen los sistemas políticos.  Ya Freud hablaba en Psicología de las masas, sobre el poder del sentimiento de la masa durante las protestas y como a través de la protesta se libera el enojo social de manera controlada, si el gobierno sabe controlarla claro esta. Desde el punto de vista sociológico es común ver en la historia que en los gobiernos mundiales se enfoquen en exaltar ideales y pensamientos colectivos como el nacionalismo, el patriotismo; la idea de que hay enemigos externos genera unión del pueblo con el gobierno. Pero también algunos gobiernos promueven en momentos coyunturales, estados emocionales colectivos de desesperanza, tristeza, confusión, rabia u odios, esto debilita a la población.

¿Pero que pasa a nivel energético? En primer lugar una persona que todo el día se queja y está en estado de pesimismo,  genera un campo áurico toxico para ella misma, que va cerrando sus centros energéticos llamados chakras por los cuales nos conectamos con la divinidad, creando una desarmonía tal, que puede llegar a enfermarse. Este estado emocional, nos desconecta de Dios, de la fe y de todas energías positivas que pueden ayudarnos a buscar opciones ante la situación crítica que se viva.

En segundo lugar estas personas negativas irradian esta energía toxica a otras contaminándolas y llevándolas a estados de baja energía. Son esas personas que al tener 5 minutos hablando con ellas, se siente uno cansado y desanimado. Esta energía se fortalece a medida que se mantenga en el tiempo el pensamiento y la emoción negativa.

Y en tercer lugar la energía negativa que emana esta persona contamina su medio ambiente. Los masones le llamaban Egregores son creaciones del ser humano, en el plano astral que pueden ser individuales o colectivas. Es decir si se logra que una gran cantidad de personas mantengan durante cierta cantidad de años emociones y pensamientos negativos crearan un egregor negativo  en el lugar que residen.

Para decirlo en palabras más claras, si todo un país está pensando y sintiéndose pesimistas, confundidos o albergan grandes cantidades de odio pueden crear una especie de nube energética del tamaño de ese país.  Esa gran masa energética favorece a que las cosas empeoren cada vez más, ya que sigue contagiando a otros. También alimenta a seres oscuros se hacen más fuertes a través de estas energías y por supuesto limitan la capacidad de actuar de los seres de luz o personas con buenos pensamientos.

La solución no es desconectarnos de la realidad y pensar que todo está bien y no hay problemas. Es enfocarse en la solución, en las oportunidades, es pensar que siempre hay una salida positiva ante un obstáculo, y que de esto podremos tomar aprendizaje valioso. Ante el odio aprender a desarrollar la inteligencia espiritual, que nos permite afrontar las crisis personales y sociales con mejores posibilidades de éxito.

Durante holocaustos, crisis económicas y guerras son las personas que han mantenido su capacidad de resilencia y de esperanza los que han salido fortalecidos y han podido generar algún cambio real y positivo en su entorno.

Pensar y sentir en positivo entonces es lo más inteligente que podemos hacer, fortalece nuestro campo áurico y por lo tanto nuestra conexión con Dios. Fortalece el sistema inmunológico. Nos permite ser más creativos y ver oportunidades. Armoniza nuestra casa y a nuestros seres cercanos, atrae a personas positivas a nuestras vidas, favorece la creación de energía de luz para el país.

Quiere quejarse y llorar hágalo, pero ponga un límite a sano que le permita recuperar el control sobre su pensamiento, sus emociones y su espíritu.

Si siente que requiere ayuda para lograrlo y aprender a ser inteligente a nivel emocional y espiritual, no tema escribirnos, estamos abiertos para brindar herramientas y conocimientos para el bienestar de todos, entre más personas se sumen mejor calidad de vida tendremos. 

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