Durante siglos la gente ha huido del amor recluyéndose en monasterios, yendo a montañas, a los desiertos, simplemente para evitar todas las oportunidades en la que el amor podía crecer. Han vivido en soledad en cuevas, temerosos del amor. tiene su lógica; el amor crea demasiada confusión. La vida sin amor tiene cierta calma, pero esa calma es fría, esta muerta. Si, silencio , pero ese silencio es el silencio de los cementerios; no tiene ninguna melodía en él, no vale absolutamente la pena.
Hay que transformar el amor, y eso es algo que no se puede hacer escapando. Hay que entrar en el torbellino del amor, y permanecer alertas, vigilantes, conscientes, para que el torbellino permanezca únicamente en la circunferencia y nunca alcance el centro permanezca tranquilo.
Hay que aceptar el amor y no ser perturbado por él. Te traerá muchos problemas que serán positivos porque te proporcionarán muchos retos en la vida. Y uno crece cuando reacciona ante los retos. En primer lugar requiere que abandones el ego, y ahí es donde comienza la lucha: el ego se apega, tu te apegas al ego, el ego quiere dominarlo todo; y el amor no requiere ser dominado. Si te apegas al ego, el amor desaparece. Solo cuando abandonas el ego puede crecer el amor. Ese es el primer reto y después de él vienen muchos otros.
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